domingo, 29 de noviembre de 2015

Alejandría, destrucción de la mayor biblioteca de la antigüedad

Imagen sin derechos de autor. Creative Commons. Recreación imaginada de la Biblioteca de Alejandría.

La biblioteca de Alejandría es otro de esos monumentos míticos destruidos a lo largo de la historia, y se considera su destrucción una de las mayores pérdidas culturales de la humanidad. Esto se debe a que estaba situada en Egipto, en una zona con influencias tanto de Oriente y Occidente; se considera que llegó a albergar la mayor colección de libros reunida en su tiempo, evidentemente incunables y manuscritos.

Alejandría es una de las ciudades que fundó el general y emperador Alejandro Magno, macedonio de cultura helénica (griega), que fue rey de Macedonia y conquistador del antiguo Imperio Persa. 

Se le considera uno de los mayores genios militares de la historia, además de un hombre hábil en asuntos políticos y con elevada cultura, fue alumno nada menos que de Aristóteles.

Ostentó numerosos cargos, además del de rey de Macedonia, a lo largo de su vida, incluso llegó a ser divinizado. Su forma de conquistar era mediante pactos si podía en vez de usar las armas, aunque si la ciudad que quería conquistar se resistía, era despiadado; llegó a esclavizar ciudades enteras por oponerse a su avance, siempre avisando de las condiciones con anterioridad.

El ser sometido a esclavitud o al ostracismo (destierro de la ciudad) era el mayor castigo imaginable en la época para los hombres de cultura griega, sin contar la pena de muerte, aunque por ejemplo Sócrates la prefirió, ya que era una humillante deshonra el ostracismo o destierro porque equivalía a ser expulsado o degradado por tu comunidad, tu ciudad, que para un griego o pueblo de cultura filogriega, como los macedonios, era como ser expulsado de la civilización; ellos se consideraban de la ciudad que equivaldría a lo que podría ser hoy un país, y los que no eran de su misma ciudad y cultura estaban considerados extranjeros, aunque fueran incluso de cultura similar.

Alejandro, a pesar de ser hijo del rey Filipo y de una princesa epirota, por lo tanto no macedonia, logró hacerse con el poder por el asesinato de su padre (no se sabe en el caso de que fuera una conspiración, quien la tramó) rey y general de gran prestigio, que había conseguido situar a Macedonia en una posición hegemónica respecto a todas las polis griegas.

El joven muchacho era valiente e intrépido, dicen que con ideas inculcadas por su propia madre que le explicaba que en realidad era hijo de Zeus. Tras el asesinato de su padre, se hizo con el control de la asamblea Macedonia, que era el órgano de gobierno macedonio, dirigida por el rey, y logró ser reconocido como rey; una vez logrado este cargo, aprovechó la situación para conquistar todas las polis griegas, mediante acuerdos o por la fuerza.

Fue realmente implacable, con Tebas por ejemplo, polis griega, condenó a todos sus habitantes a la esclavitud por negarse a someterse, aunque explican que perdonó a los que se refugiaron en el templo de Hércules, ya que los macedonios se consideraban un pueblo emparentado con este Dios.

Desde muy joven Alejandro, ya servía en el ejército, algo común entre los macedonios, y destacó por su arrojo y valor que algunos consideraban demasiado temerario, posiblemente influía el que se creyera protegido por los Dioses por considerarse hijo de un Dios.

Tras lograr conquistar toda Grecia, se propuso nada menos que conquistar el Imperio Persa, que abarcaba todo Oriente Medio y parte de Extremo Oriente, una hazaña propia de alguien que, de no ser posiblemente él, hubieran tomado por propia de un loco, ya que el Imperio Persa multiplicaba por seis el tamaño de los dominios griegos, aunque ya había sido derrotado por los griegos en el pasado durante las Guerras Médicas, un siglo atrás, en el siglo V a.C., cuando los persas intentaron invadir Grecia (la película 300 está basada en parte de estos hechos).

Alejandro no buscaba solo el oro o el poder económico, quería sobre todo conquistas, repartía grandes botines entre sus amigos y compañeros más fieles, y a los traidores o los ejecutaba o los esclavizaba. Tampoco implantó una política de autoritarismo extremo, sino que respetó en gran manera la cultura de los pueblos conquistados, así que practicaba una política de fusión cultural incluso en forma de matrimonios, que usaba al igual que su padre, como una forma de anexión y consolidación, y para evitar rebeliones en las ciudades y regiones conquistadas. Los matrimonios por diplomacia e intereses políticos eran algo que su padre ya había practicado mucho.

El rey y emperador macedónico, también se preocupó de extender la cultura helénica y a su vez de asimilar culturalmente a los pueblos conquistados, de modo que se producía un intercambio cultural y de conocimientos, que él valoraba mucho, era amante de la cultura. Quería hacer de Babilonia la capital de su imperio, pero murió muy joven en esa ciudad, a la edad de 33 años, posiblemente siendo el emperador más joven con más territorio bajo su dominio de la historia.

Para afianzar el control de los territorios conquistados, Alejandro siguió una política de fundar ciudades, una de ellas fue Alejandría, como muchas otras que también fundaba o refundaba, y llamaba Alejandría, pero la Alejandría egipcia cobró una importancia especial por su situación geoestratégica, que le permitía estar en contacto con el mundo oriental y occidental a la vez, manteniendo una posición ventajosa para el comercio de la rica región de Egipto, con las ciudades del Mediterráneo.

Alejandría prosperó y se convirtió en una ciudad rica e influyente, muy destacada también desde el punto de vista cultural, incluso tras la temprana e inesperada muerte de Alejandro en el 323 a.C., que sumió a sus territorios en una serie de guerras civiles provocadas por sus generales, que luchaban por el control del Imperio.

Finalmente, el Imperio Helénico de Alejandro Magno se fragmentó entre diversas zonas, cada una controlada por diferentes generales macedonios (los diádocos (término usado por los historiadores), que se establecieron como reyes en sus zonas de control respectivas, dando origen a diferentes dinastías.

Uno de ellos fue Ptolomeo I, que reinó en Egipto adoptando el cargo de Faraón, fundando la dinastía Ptolemaica o Lágida. Este estableció su centro de poder en la ciudad de Alejandría, que pronto se convirtió en una de las ciudades más importantes de la época, donde había tolerancia religiosa (hasta el auge del cristianismo), independencia económica y política.

Alejandría mantuvo el estatus y cultura tradicional griego típico de las polis, y se desarrolló una gran actividad cultural, donde intelectuales y sabios de todo el mundo trabajaban o se reunían para realizar actividades culturales y de estudios de todo tipo.

Hemos de tener en cuenta que normalmente, para la cultura griega, los hombres debían de ser educados no solo como guerreros sino como personas cultas y sabias, lo cultural era muy importante para ellos, tanto como lo militar o lo económico, y lo religioso también, pero no consideraban la religión como lo más importante, a diferencia de la cultura cristiana, por ejemplo.

Cuando la cultura romana abrazó al cristianismo de forma generalizada, el valor más importante para esa sociedad pasó a ser la religión, una nueva cultura monoteísta se consolidaba, y la Iglesia pasó a ser una institución religiosa cada vez con más poder e influencia, sin embargo, para los espartanos por ejemplo, incluso para los macedonios, el servir en el ejército era mucho más importante que cualquier otra consideración.

Toda esta introducción histórica, era necesaria para comprender el contexto cultural donde emergió la famosa Biblioteca de Alejandría, posiblemente la institución cultural más importante de la antigüedad, junto con la Academia de Atenas y la Biblioteca de Pérgamo.

Al igual que los Jardines Colgantes de Babilonia, la Biblioteca de Alejandría es otra obra envuelta en el misterio y la polémica, ya que hay diferentes teorías sobre quién la destruyó de forma definitiva, pues desgraciadamente a lo largo de su historia sufrió varios saqueos e incendios, debido a guerras civiles entre romanos (polémica del incendio provocado por Julio César), y también anteriormente entre los propios lágidas o egipcios, muchas veces envueltos en tumultos o enfrentamientos.

Recordemos que Alejandría (la ciudad del delta egipcio), tenía una importancia estratégica en el Mediterráneo muy destacada, con una importancia económica y de prestigio muy elevada, por lo tanto, su control era ansiado por todas las posibles potencias de la época, para consolidar su poder sobre el Mediterráneo y su prestigio.

Se considera que la mayor parte de la destrucción y saqueo de la biblioteca, fue llevada a cabo por los romanos, aunque también fue debida a desastres naturales como los terremotos, que sin duda afectarían a la ciudad, de hecho hay constancia de que a mediados del siglo IV d.C. hubo terremotos que causaron una gran destrucción, agrandada por el efecto de un tsunami.

La biblioteca fue reconstruida, pero ya no tenía la misma importancia y esplendor que la original, ya que la ciudad más importante de la época pasó a ser Constantinopla, situada en la costa de la actual Turquía, capital del Imperio Romano de Oriente, que perduró hasta finales del siglo XV d.C. con cultura cristiana, por lo tanto, no veía en cierta manera con buenos ojos las instituciones consideradas paganas.

En el siglo V d.C., hubo muchas revueltas y disturbios en la ciudad de Alejandría (en ellas está inspirada la película sobre Hipatia, del director de cine Amenábar), de forma que las instituciones y personas paganas (forma en que los romanos cristianos, llamaban a los no cristianos) fueron prohibidas y perseguidas, algo que los cristianos promovieron a medida que el cristianismo era cada vez más mayoritario, siendo la base cultural más importante, sobre todo a partir de que en el 380 d.C. el cristianismo, mediante el edicto de Teodosio, se convirtiera en la religión oficial en el Imperio Romano, que en Occidente ya estaba en decadencia, pero en Oriente se estaba convirtiendo en la mayor potencia.

La Biblioteca de Alejandría, se fue destruyendo por todos estos motivos, aunque las fuentes sobre su existencia, tras aquella época, entran en contradicción, ya que algunos autores hacen referencia a ella y otros no, lo que nos indica que la Biblioteca de Alejandría había dejado de tener la importancia que tuvo en época helenística.

Se cree que su destrucción total, en caso de que todavía existiera, se llevó a cabo por los musulmanes a finales del siglo VII d.C., cuando tomaron la ciudad tras varios meses de asedio, y esta pasó a estar bajo el mando del califa Umar ibn al-Jattāb, que ordenó que toda enseñanza contraria a la religión islámica debía ser eliminada, por lo tanto, se considera que lo que podía quedar de la antigua Biblioteca de Alejandría, fue destruido.

Lo importante, más allá de la autoría de su destrucción, es que esta biblioteca originó una leyenda que ha llegado hasta nuestros días, considerándose una de las mayores pérdidas culturales de la humanidad, aunque no sabemos realmente que obras se perdieron y cuáles se pudieron rescatar, o no tenemos una constancia exacta y detallada de su destrucción.

Sí sabemos que el objetivo de esta biblioteca, era tener por lo menos una copia de todas las obras publicadas, y recoger y guardar todo el conocimiento disponible hasta el momento de la humanidad. 

Sobre todo hay que tener en cuenta, el hecho de que estamos hablando de manuscritos incunables, no existía la imprenta, por lo tanto, un libro o cualquier obra tenía mucho más valor por tratarse, por así decirlo, de una obra de arte en sí misma, para cuya elaboración se empleaban muchas horas de trabajo, y su pérdida en muchos casos era irremplazable. 

Es normal que su destrucción haya causado una gran leyenda, ya que responder a tantas preguntas relacionadas con ella es una incógnita que muchos historiadores han tratado de resolver, pero nadie ha sido capaz de explicar la historia de la Biblioteca de Alejandría con detalle, dando respuesta a tantas preguntas que todavía seguimos haciéndonos, tanto la comunidad investigadora como el gran público, deseoso de conocimientos sobre esta materia, que ha dado lugar a muy diferentes teorías, pero sin que ninguna haya resultado determinante y plenamente reconocida. 


Para las fuentes de imagen he usado:

El buscador de Google para imágenes con el filtro de imágenes con derechos de uso libre para uso no comercial activado.

Para las fuentes bibliográficas he usado:

Raquel Lopez Melero. (2011). Breve Historia del Mundo Antiguo. Humanes Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces.

Para fuentes de autor he usado mis apuntes obtenidos de:

Tomas Rodríguez Cerezo. Doctor en Historia Antigua. "Master Class" 2015, de presentación en clase para los alumnos diciembre 2015. Campus Vicálvaro. Madrid URJC.

No hay comentarios:

Publicar un comentario